Un reciente estudio del Banco Central Europeo (BCE) ha mostrado que los consumidores europeos están poco interesados en la adopción del euro digital.
Este dato representa un desafío significativo para los responsables políticos, que deberán encontrar estrategias efectivas para incentivar el uso de esta moneda digital.
Summary
Cuestionario BCE: escasa atención para el euro digital
El estudio, denominado «Consumer attitudes towards a central bank digital currency», involucró a cerca de 19.000 personas en 11 países de la zona euro.
Los resultados han evidenciado que la mayoría de los encuestados prefiere utilizar métodos de pago tradicionales, como el efectivo, las cuentas corrientes o las cuentas de depósito, en lugar de asignar fondos a la nueva moneda digital.
El BCE ha pedido a los participantes que supongan una inversión de 10.000 euros dividida entre diferentes opciones de pago.
La moneda digital del banco central fue elegida solo por un pequeño porcentaje del total, señal de una clara preferencia por instrumentos ya consolidados.
Uno de los motivos principales de la escasa propensión a utilizar el euro digital es la falta de un valor añadido percibido respecto a los instrumentos financieros ya disponibles.
Los ciudadanos prefieren seguir utilizando métodos de pago fiables y extendidos, tanto para las transacciones en línea como para las fuera de línea.
Según el estudio:
«Este resultado sugiere que convencer a algunos usuarios del valor añadido de una CBDC podría representar un desafío para los responsables políticos, y ciertamente serán necesarias más investigaciones en este ámbito.»
En otras palabras, los consumidores no ven en el euro digital una innovación imprescindible, lo que hace más difícil su adopción a gran escala.
Aunque el lanzamiento de esta moneda digital podría ocurrir sin afectar drásticamente la estabilidad financiera, sigue siendo una incógnita cómo incentivar a los usuarios a utilizarla.
El rol de la comunicación para superar las resistencias
Dada la resistencia actual, el BCE ha subrayado la importancia de una estrategia de comunicación eficaz, para aclarar más las ventajas del euro digital.
Según el estudio, una de las modalidades más útiles para involucrar al público europeo es el uso de contenidos de video didácticos.
En particular, los participantes que vieron un breve video informativo sobre las características de la nueva moneda se mostraron más propensos a cambiar de opinión y a adoptar el nuevo instrumento de pago:
«Los consumidores a los que se les muestra un breve video con una comunicación clara y concisa sobre las características clave del euro digital son significativamente más propensos a cambiar de opinión sobre esta nueva forma de pago, aumentando consecuentemente su probabilidad inmediata de adoptarlo en comparación con un grupo de control no tratado.»
Esto sugiere que una campaña informativa estructurada podría influir positivamente en las opiniones de los ciudadanos, estimulando un mayor interés por la moneda digital.
Mientras en Europa se buscan soluciones para favorecer la adopción del euro digital, en los Estados Unidos crece la oposición a las monedas digitales emitidas por los bancos centrales (CBDC).
Durante una audiencia del Comité de Servicios Financieros de la Cámara, el diputado Tom Emmer declaró que el Congreso estadounidense debería oponerse firmemente a las CBDC. Según Emmer:
«La tecnología CBDC es intrínsecamente antiamericana.»
Además, Emmer ha vuelto a presentar el CBDC Anti-Surveillance State Act, una propuesta de ley que tiene como objetivo impedir a las futuras administraciones estadounidenses introducir una moneda digital nacional.
Europa dividida entre la cautela y la necesidad de innovación
Si en los Estados Unidos las CBDC son fuertemente contrastadas, en Europa el debate sigue abierto. Por un lado, los consumidores parecen reacios, por otro lado, algunos líderes financieros destacan su importancia estratégica.
El CEO de Deutsche Börse, Stephan Leithner, ha destacado cómo un euro digital podría reforzar la independencia financiera de Europa.
Esta visión se contrapone a las actuales dificultades de aceptación por parte de los usuarios, creando un desafío para las instituciones europeas.
A pesar de los esfuerzos del BCE, el escaso entusiasmo de los europeos por el euro digital representa un obstáculo significativo para su introducción.
La ausencia de una clara ventaja competitiva respecto a los métodos de pago existentes frena la adopción, mientras que la información y la comunicación podrían revelarse como herramientas esenciales para convencer a los consumidores del valor de la nueva moneda.
Mientras tanto, la discusión sigue abierta: mientras en Europa se evalúan las estrategias para integrar el euro digital en el sistema financiero, en los Estados Unidos se refuerza la oposición a las monedas digitales emitidas por los bancos centrales. El futuro de las CBDC, por lo tanto, sigue siendo incierto.