La entrada en vigor de las primeras disposiciones de la ley europea (UE) sobre la Inteligencia Artificial (AI) marca un punto de inflexión para las empresas.
Entre prohibiciones sobre aplicaciones de alto riesgo y sanciones elevadas, las empresas ahora deben enfrentar nuevos desafíos para garantizar el cumplimiento normativo. Veamos en este artículo todos los detalles.
Summary
Ley más estricta y sanciones elevadas: el nuevo escenario normativo UE para la AI
La regulación de la Inteligencia Artificial (AI) en Europa está experimentando una transformación significativa con la entrada en vigor de las primeras medidas del nuevo AI Act.
A partir del 2 de febrero, algunas aplicaciones de la IA estarán prohibidas, y las empresas que operan en la Unión Europea deberán adaptarse a un marco normativo más riguroso.
Con sanciones que pueden llegar hasta el 7% de la facturación anual global, el cumplimiento se convierte en un imperativo estratégico.
El nuevo reglamento introduce prohibiciones sobre aplicaciones consideradas de alto riesgo, entre las que se incluyen la puntuación social, el reconocimiento de emociones y la identificación biométrica remota en tiempo real en espacios públicos.
Estas restricciones tienen como objetivo prevenir usos indebidos de la IA, protegiendo la privacidad y los derechos fundamentales de los ciudadanos europeos.
Según Levent Ergin, experto en IA y sostenibilidad en Informatica:
«Esta fase inicial del AI Act establecerá el tono para la futura implementación de las normas. Las empresas deben enfrentar una doble presión: demostrar el retorno de la inversión en IA y al mismo tiempo garantizar el cumplimiento de las nuevas reglas.”
Las empresas se enfrentan a obstáculos significativos en la transición hacia un uso conforme de la IA. Uno de los aspectos más críticos es la gestión de los datos: la calidad y la gobernanza de los datos son esenciales para evitar problemas normativos.
Ergin subraya de hecho:
«Reforzar la calidad y la gestión de los datos ya no es una opción, sino una obligación. Las empresas deben garantizar que sus datos sean precisos, integrados y actualizados.”
Según un estudio reciente, el 89% de las grandes empresas europeas informa tener expectativas contradictorias sobre la adopción de la IA generativa, mientras que el 48% cita los límites tecnológicos como un obstáculo para la experimentación de la IA a gran escala.
Un impacto más allá de las fronteras europeas
El AI Act no solo concierne a las empresas con sede en la UE, sino que también se aplica a todas aquellas que operan en el mercado europeo o que proporcionan servicios de IA a los ciudadanos europeos.
Marcus Evans, socio de Norton Rose Fulbright, explica lo siguiente:
«Una empresa con sede fuera de la UE pero que utiliza la IA para procesos de toma de decisiones que involucran a ciudadanos europeos está sujeta a la normativa.”
Las empresas deberían comenzar mapeando el propio uso de la IA para evaluar posibles riesgos de no conformidad. Implementar un sólido sistema de gobernanza de la IA ayudará a garantizar que los sistemas adoptados cumplan con los requisitos de la nueva ley.
Otro aspecto fundamental para la conformidad es la formación del personal. Las empresas deben garantizar que sus empleados comprendan los riesgos y las oportunidades relacionados con el uso de la AI.
La alfabetización sobre la AI se convierte en un elemento clave para la gestión eficaz de las nuevas normativas:
«Las organizaciones deben invertir en la formación y concienciación de su personal sobre los desafíos éticos y legales relacionados con la IA”
Hacia una innovación responsable
De todos modos, el nuevo reglamento europeo representa un paso significativo hacia un uso más responsable de la IA. Según Beatriz Sanz Sáiz, responsable del sector IA de EY Global:
“Este marco normativo puede promover confianza y responsabilidad, creando las bases para una innovación sostenible.”
La ley no solo busca prevenir abusos, sino también incentivar el desarrollo de tecnologías IA éticas y transparentes.
Las empresas que logren alinearse rápidamente con las nuevas normativas podrán obtener una ventaja competitiva, destacándose como líderes en la adopción responsable de la IA.
En otras palabras, la implementación del nuevo AI Act es solo el comienzo de un proceso de regulación en continua evolución.
Las empresas deben actuar con prontitud para comprender las implicaciones de la normativa, mejorar la gobernanza de los datos, invertir en la formación del personal y desarrollar estrategias proactivas para el cumplimiento.
De este modo, podrán no solo evitar sanciones, sino también aprovechar al máximo las oportunidades que ofrece la IA en un contexto regulado y seguro.