Según algunas previsiones, para 2030, la inversión global en inteligencia artificial (IA) podría alcanzar el 3,5% del PIB, impulsando la transformación digital de las empresas pero encontrando obstáculos en términos de regulación, seguridad y recursos.
Veamos a continuación todos los detalles.
Summary
La IA se vuelve crucial: las previsiones para 2030 respecto al PIB
En los últimos años, la inteligencia artificial (AI) se ha vuelto cada vez más central en las estrategias empresariales. De tecnología de nicho, ahora es un elemento fundamental para impulsar la competitividad y la innovación en casi todos los sectores.
Las previsiones del reciente sondeo de IDC indican que el gasto global en IA, incluida la cadena de suministro, podría representar hasta el 3,5% del PIB mundial para el 2030.
Esta tendencia refleja la importancia creciente de la AI no solo como motor de crecimiento, sino también como herramienta para afrontar los desafíos del mercado global.
No es casualidad que la presión para innovar y adaptarse al cambio tecnológico haya llevado a muchos CEO a intensificar las inversiones en AI.
Muchas empresas están de hecho asignando presupuestos dedicados a proyectos de inteligencia artificial, reconociendo la necesidad de evolucionar para satisfacer las demandas del mercado.
Las iniciativas empresariales relacionadas con la IA no se limitan solo al crecimiento, sino que también apuntan a garantizar una implementación responsable.
Cada vez más CEO ponen énfasis en un uso ético de la IA, enfatizando aspectos como la confianza en los sistemas, la transparencia en los procesos y la sostenibilidad.
Esta atención a la “responsabilidad tecnológica” se ve como un elemento clave para mantener la confianza de los clientes y de los stakeholders, que miran con aprensión a los riesgos relacionados con un uso no regulado de la IA.
Seguridad y obstáculos a la digitalización: desafíos para las empresas
La integración de la IA conlleva, sin embargo, también el aumento de gastos dedicados a seguridad, gestión del riesgo y conformidad, cuestiones que están volviéndose cada vez más relevantes para las empresas.
Los ejecutivos de alto nivel (C-level) están invirtiendo en tecnologías de seguridad y dedicando recursos a la ciberseguridad para proteger tanto los datos empresariales como los de los clientes.
Sin embargo, solo una minoría de las empresas está completamente digitalizada. Aunque el 41% se declara “principalmente digital,” en realidad solo el 11% ha alcanzado una digitalización completa.
Esta discrepancia es atribuible a varios factores. Por un lado, muchas empresas se enfrentan a dificultades en la implementación de las tecnologías digitales avanzadas.
Por otro lado, el uso de los datos y la automatización de los procesos no están aún tan extendidos como se esperaría.
Las tecnologías no siempre están a la altura de las expectativas, y la automatización sigue siendo limitada, frenando el potencial de la AI en términos de eficiencia operativa y competitividad.
El aumento de las inversiones en inteligencia artificial también está generando nuevos problemas macroeconómicos y regulatorios.
A nivel global, los gobiernos e instituciones están enfrentando la necesidad de regular la IA, creando directrices y normativas que aseguren la protección de los datos y la privacidad.
Esta regulación varía notablemente de un país a otro, generando un mosaico de normativas que las empresas globales deben navegar con atención.
Además de las cuestiones normativas, el aumento de la demanda de AI plantea problemas de suministro de materias primas.
IDC prevé que la cantidad de datos en el mundo se triplicará para el 2028, y este aumento requerirá recursos críticos como el neodimio para apoyar la producción de hardware e infraestructuras tecnológicas.
La escasez de tales materiales podría limitar la expansión de la AI, ralentizando los proyectos de digitalización y causando problemas en la cadena de suministro global.
El desafío será entonces equilibrar el incremento de la demanda con la sostenibilidad, reduciendo el impacto ambiental y asegurando recursos para apoyar la expansión.
El futuro de la IA: oportunidades y riesgos a gestionar
El futuro de la inteligencia artificial en las empresas presenta un panorama de oportunidades sin precedentes, pero también desafíos que requieren una atención particular.
La IA podría efectivamente transformar la productividad y la eficiencia de sectores clave, desde la industria hasta la sanidad, desde la finanza hasta la logística.
Sin embargo, para aprovechar plenamente este potencial, será necesario superar los obstáculos a la digitalización y garantizar que la AI se adopte de manera responsable y sostenible.
Un enfoque equilibrado y responsable requiere que las empresas continúen invirtiendo no solo en la innovación tecnológica, sino también en la formación y en las competencias digitales de sus empleados, además de en la seguridad.
Un papel importante será desempeñado por las colaboraciones entre sectores, gobiernos e instituciones. Los cuales podrían facilitar el desarrollo de estándares comunes y normativas que guíen la AI hacia un uso ético y sostenible.